TRES SOMBREROS DE COPA

En esta comedia, se representa la noche de un joven que se va a casar al día siguiente; su nombre es Dionisio. Al empezar la obra saca de su maleta un pijama que lleva bordado un pájaro blanco, se lo pone y se acuesta para pasar la noche previa a su boda. A partir de aquí le ocurren una serie de peripecias sin sentido ni lógica, pero que provocan la sonrisa en el espectador. Termina la obra al amanecer y cuando Dionisio sale hacia la Iglesia para casarse finalmente con su novia. La obra se puede interpretar como el sueño de Dionisio, durante el cual, al igual que un pájaro, disfruta de la libertad que su sociedad provinciana y falsa le ha negado. Su sueño es la representación de todos sus deseos reprimidos, el otro lado de la realidad, que es el inconsciente, y no está controlado por las normas sociales.

En Tres sombreros de copa se juega con la literalidad del lenguaje. Se enfatiza lo inútil e innecesario. Es todo un plan para que el diálogo resulte un buen ejemplo de la victoria de lo dionisíaco frente a lo apolíneo. Se exhibe una experiencia emocional que va más allá de lo estético y de la contemplación o de la calma. En el teatro del absurdo el lenguaje es vivo, juguetón, polisémico, y en ningún momento equilibrado y formal.

El final de la obra no tiene consecuencias, cada personaje sigue su vida como antes de que todo comenzara. El sueño ha terminado y Dionisio va a cumplir su compromiso de matrimonio. El absurdo queda reducido a un juego, al espacio donde se puede representar “lo posible” y lo festivo, al espacio dionisiaco, o al espacio inconsciente de los sueños en donde prima el instinto.

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