EL SABAT Y EL AQUELARRE

Las reuniones diabólicas, según las tradiciones populares y los tratados de magia y brujería del SABAT llamado AQUELARRE en ESPAÑA, era la reunión de los brujos o brujas que, bajo la presidencia del demonio tenia por objeto entregarse a las orgías y excesos mas satánicos y espantosos, estos conciliábulos acostumbraban a celebrarse de noche en lugares apartados o en descampados, y era una mezcla de adoración al diablo y desenfreno erótico. Originalmente, el nombre de SABAT que significa (sábado, o 7º día) y con la que los judíos designaban el último día de la semana, el día del descanso, es la jornada festiva con la que los judíos honran a JEHOVÁ.        Esta característica demuestra que la magia negra y la demonología cogían la base y la esencia del sábado para hacer una copia inversa de la religión judía en un principio, y posteriormente de la cristiana,  hacen una parodia de estas, con sus mismos ritos y costumbres en el plano opuesto por completo, sustituyendo al bien por el mal, a la ortodoxia por la aberración y a DIOS por el diablo.        No obstante existen eruditos que afirman que el nombre del SABAT diabólico, procede de la SABACIAS o fiestas en honor de BACO, SABAT (Dionisos), conocido también por SABACIOS o SABACIAS, esta denominación se deriva del verbo griego (SABARA), la palabra SABOE indicaba los aullidos en que prorrumpían los vacantes en la fiesta de SABACIA, así mismo gritaban EBOE, que los romanos tradujeron por SABOE, al imitar a las bacanales del culto griego SABOE.        Se utilizaba también para denominar a los iniciados y a las mujeres prostitutas de dichos cultos y luego a los lugares campestres en donde tenían lugar tales orgías, sea cuál fuere el origen del SABAT diabólico, lo cierto es que este llegó a convertirse en el polo opuesto del sábado judío y del domingo cristiano, sin embargo, aunque la reunión satánica de la edad media recibía el nombre de SABAT, se celebraban también en otros días de la semana, principalmente los miércoles y los viernes.

Estas reuniones eran de dos clases:

1.- Unas generales que se celebraban cuatro veces al año contra las cuatro grandes fiestas de la liturgia cristiana, estas son las que se llamaban propiamente SABAT o gran SABAT.

2.- Otras semanales, que eran particulares de cada lugar y que se llevaban a termino una o dos veces por semana,  y se llamaban BATS o pequeño SABAT.

Antes de pasar al estudio del SABAT o AQUELARRE haremos una descripción histórica de las fiestas que en la antigüedad se celebraban en honor de Dionisio o BACO que permitirán comprender el origen y desarrollo del AQUELARRE satánico de la edad media y del renacimiento.

Las bacanales diabólicas, el culto a Dionisio, dios de las almas, cuya esfera quería abarcar la procreación, la muerte y la resurrección, así como el despertar de la naturaleza, en primavera, parece tener su origen en TRACIA, desde cuya comarca lo propago un grupo étnico de emigrantes que se dirigió hacia el suroeste, AFOCIDA, ABEOFIA, AL ÁTICA.

Los TRACIOS estaban íntimamente emparejados con los FRICIOS, entre los cuales adoraban a Dionisio, bajo el nombre de SABACISOS, en su patria igual que en GRECIA festejaban a Dionisio durante la noche del solsticio de invierno, las mujeres formaban círculos agitadas y desenfrenadas por el consumo de vino, se alumbraban con antorchas y celebraban la orgía (Excitación), estas hembras al igual que en la leyenda mitológica formaban tres grupos distintos, las CABANTES (alborozadas) LAS MÉNADES (violentas) y las THIADAS (impetuosas).

HERMANN STEUDING, en una obra mitológica griega y romana, habla de dichas celebraciones en los siguientes términos y expresiones, la danza salvaje, la disipación mental, el alborozo y la arrebatada música de flautas junto con el consumo de bebidas embriagadoras, especialmente el vino que los tracios elaboraban desde muy antiguo, conducían a las mujeres a un estado de éxtasis durante el transcurso del cual creían unirse físicamente a su dios y también imaginaban que sus almas se desprendían de sus cuerpos por la fuerza de las plegarias y se mezclaban con la multitud de espíritus que acompañaban al dios, o bien que él mismo, entraba en sus cuerpos saturándolas de su esencia.

El sentimiento de la independencia del alma y del cuerpo, manifestado en los éxtasis, condujo a la creencia de la naturaleza divina del espíritu y por consiguiente de su inmortalidad ya que de la misma manera que en el éxtasis, el alma puede por la muerte separarse del cuerpo para tener vida propia, y en este caso o bien se reencarnará en el cuerpo de un niño, o volverá  a una nueva existencia terrena, o bien proseguirá una vida puramente espiritual en otras esferas.

A DIONISIO, el dios de las almas y a estas mismas se las simboliza con la figura de una serpiente, sus adoradoras para purificarse, destrozaban y devoraban culebras y otros animales consagrados a el, tales como las terneras y machos cabrios, en los cuales se suponía según antigua concepciones, que se albergaba el dios y en los tiempos mas remotos también se sacrificaban niños, bebían la sangre de los animales y después se cubrían con sus pieles frescas, por esto invocaban con gritos estridentes al dios representado en los solsticios invernales, en forma de un niño dormido durante la faena de la siembra, que es el guardador del germen de la vida en el grano de las semillas, y el encargado de distribuir durante el año que comenzaba la fecundidad y la vital lozanía.

En efecto era costumbre de acudir a la celebración de los misterios de Dionisos, llevando una serpiente en una cesta, estas fiestas degeneraron más con el paso del tiempo y se hicieron cada vez mas violentas y orgiásticas, hasta el punto que las mujeres que acudían a ellas eran tenidas todas como MÉNADES, la danza de estas tomaron un carácter semi salvaje, violento y desenfrenado, era tal la demencia y la crueldad que se practico el desgarramiento de miembro de animales vivos, que se comían crudos después de blandirlos al aire.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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